martes, 8 de abril de 2008

compartir la casualidad
de ser un ser vivo alcanza.
puedo acariciar al perro
que me mordió
leer toda la noche
con un asesino serial
más si se emociona
al oír su propia voz
insistir en prender
la luz de un baño arruinado
desaparecido
subirme al bidé
pegarle al cobertor
de la lámpara
buscar que encienda aunque ayer
no haya encendido
tocar el foco con la confianza
de que la mano
de ella pudo.

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