miles de días nadaron hacia el final
del cansancio verdadero
y aunque quisiéramos evitar
el caudal reseco que empuja hacia sí mismo
algo bastó para embarcarnos
en un destino hermoso
no hubo una sola cosa que no estuviera
velada antes
luego
su amor vendría de piedra
que se abre
y desprende de su centro
la flor del agua
la flor que inunda irreversiblemente
como la luz que rompe el vidrio
como ver
juntos
todos los árboles de la belleza