miércoles, 10 de diciembre de 2014

El frasco de especias que el viento que entraba por la ventana tiró en la cocina de casa mientras no estaba, habrá hecho ruido?


ahora llego y veo los pedazos de vidrio
dispersados alrededor del pimiento dulce
la rosa mosqueta, la pimienta,
alrededor de un olor desconocido
¿habrá caído en el mismo momento en que comencé a estallar
gradualmente, de rabia, como suele pasarme?
cuando se desató la tormenta
no pensé en mi casa
barro, tomo agua, prendo el ventilador
la bronca se disipa
mañana voy a pasar el trapo
sobre las baldosas manchadas de rojo
ahora me acuesto, respiro, escribo,
me tapo con la sábana
saco una mano de adentro de la casa
meto una mano adentro de la noche.

viernes, 27 de junio de 2014

Todavía es 27


Bueno, ahora hay dos opciones: optar por leer una sola vez lo que falta, aunque probablemente no sea la totalidad, pero sí una gran parte de la totalidad, es decir, abarcar lo máximo posible; o, contrariamente, leer los apuntes, las guías, las notas de los textos ya leídos para cerciorarse de que están claramente sabidos, aunque, probablemente la gran parte de la totalidad que queda por leer se reduzca.
por otra parte, hay otras dos opciones: quedarse todo el tiempo que sea posible, ir buscando distintas posiciones, tirarse en la cama, seguir sentada en la mesa, pararse a leer, contra la estufa, o, contrariamente, acostarse temprano y levantarse al otro día lo más temprano posible para aprovechar la mayor cantidad de tiempo antes de ir a rendir.
rendir, rendir, rendir, qué extraña palabra. no hay que pensar mucho cuando de estar hablando con una misma se trata, solamente me pongo a escribir para retrasar el momento de volver a leer esas fotocopias que me miran de soslayo. "esas", referencia exofórica, no forma parte de la cohesión, porque la cohesión es la coherencia que tiene un texto con respecto a sí mismo. Ser cohesivo es lo que importa, siempre de cada cosa algo se aprende, de lo menos esperable a veces se aprende, o contrariamente, de lo que previmos y previmos y previmos. para qué mentirme, escribo porque me encanta el ritmo que toma la escritura, la musicalidad que adopta la mente, la reiteración triple que puedo darle a ciertas palabras, la sensación de
estar influenciada por otra voz y por otro ritmo irreconocibles. ayer mientras leía a halliday -qué apellido más sugerente- logroséme poner la piel de gallina en uno de los párrafos donde halliday hablaba de lo que veía por la ventana -ya lo sé, es la inmediatez que posibilita solamente la literatura, de estar en dos o en miles lugares a la vez lo que más me maravilla de este mundo, y toda sensación que luego, en la vida real, pero cuál es ya la vida real, se parece a eso. por ejemplo ayer, volviendo de noche del colectivo a casa, pisando sombras de ramas de altos árboles en la vereda, sensaciones tan difíciles de explicar, como las de que se vengan a la memoria recuerdos ajenos, ah la literatura, ah, las películas, ah, todo aquello que no se sabe pero nos ronda, nos ronda, nos circunda y atraviesa.
anoche soñé que una vaca, un ternero y un perro cuidaban el portón de una quinta en la que daban una fiesta. ah, pero el ternero, pero el ternero, pero el ternero, jugaba con las orejas de la vaca, y el perro -sin pelaje- decía en un momento: "che disculpen, pero tengo que volver a hacer guardia" y se separaba de sus amigos para sentarse de nuevo en el umbral del portón abierto, medio ladeado, sobre el pasto, sobre la noche, sobre el rocío.

lunes, 28 de abril de 2014

"Sí, lo que conoces en la infancia, lo conoces para toda la vida; pero también: lo que no sepas en la infancia - no lo sabrás en toda tu vida."

M. Tsvietáieva, "Mi Pushkin"

Un poema cada vez más objetivista

Las hojas de las palmeras bajas se mueven por el viento

Vuela apenas un poco de tierra
al costado de la ruta. 

Parece que estemos lejos
pero son las afueras del pueblo:
un cartel de “abierto-cerrado” 
golpea contra la tranquera
de la que cuelga. 
Por momentos se lee "cerrado",
por momentos, "abierto".

Éste es el único cambio y el único sonido de la escena.
Éste y las páginas del libro que paso
adentro del auto
en el que permanezco esperando.

Hay otro sonido todavía más adentro,
pero es cada vez más vago, más silencioso.
Con el tiempo el yo se duerme.
Cuanto más tibio está el aire más se duerme el yo
con el tiempo.