lunes, 28 de abril de 2014

Un poema cada vez más objetivista

Las hojas de las palmeras bajas se mueven por el viento

Vuela apenas un poco de tierra
al costado de la ruta. 

Parece que estemos lejos
pero son las afueras del pueblo:
un cartel de “abierto-cerrado” 
golpea contra la tranquera
de la que cuelga. 
Por momentos se lee "cerrado",
por momentos, "abierto".

Éste es el único cambio y el único sonido de la escena.
Éste y las páginas del libro que paso
adentro del auto
en el que permanezco esperando.

Hay otro sonido todavía más adentro,
pero es cada vez más vago, más silencioso.
Con el tiempo el yo se duerme.
Cuanto más tibio está el aire más se duerme el yo
con el tiempo.

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