lunes, 15 de agosto de 2016

[Para un silencio más brillante] | Paul Auster

Nada moja ese tronco, la piedra nada gasta.
El habla no podría empedrar el pantano,
así que bailas para un silencio más brillante.
La luz siega las olas, naufraga, se camufla...
El viento parlotea, se desboca.
Yo te nombro desierto.

viernes, 10 de junio de 2016

Causa de las Estrellas y la Luna | Gu Cheng


la rama del árbol desea ir a desgarrar al cielo,
sólo pincha varios pequeños agujeros,
ella penetra la brillantez del exterior del cielo,
los hombres la llaman luna y estrellas

miércoles, 25 de mayo de 2016

Lista de las preferencias de Orge | Bertolt Brech


De las alegrías, las inesperadas. 
De las pieles, las no arrancadas. 

De los cuentos, los incomprensibles. 
De los consejos, los inaplicables. 

De las muchachas, la nuevas. 
De las mujeres, las infieles. 

De los orgasmos, los no simultáneos. 
De las enemistades, las mutuas. 

De las estancias, las transitorias. 
De las despedidas, las desapasionadas. 

De las artes, las invalorables. 
De los maestros, los inhumables. 

De los placeres, los declarables. 
De los objetivos, los secundarios. 

De los enemigos, los sensibles. 
De los amigos, los infantiles. 

De los colores, el rojo. 
De los mensajes, el mensajero. 

De los elementos, el fuego. 
De los dioses, el monstruo. 

De los que caen, los adulones. 
De las estaciones, octubre. 

De las vidas, las límpidas. 
De las muertes, las rápidas. 

lunes, 1 de febrero de 2016

Fui a una manifestación

Fui a una manifestación y la sentía
cerca de mí, enfrente de mí,
dentro de mí.
Como un laberinto de gente
que es ella misma el espacio
que para los demás dejan sus muros.
Laberintos de árboles, de mármol,
de personas que se mantienen
todas juntas
formando figuras extraordinarias bajo el cielo.
Me senté entre la gente y la sentía cerca de mí,
miré tantas piernas y caras enfrentando al sol
en contrapicada mientras llegaba una música
que pareció estar ahí desde otra vida.
Algunos bailaron tristemente,
yo sentí que estaba ahí por retener la sensación
de la gente reunida,
con el temor de que alguna vez
pase a ser sólo un recuerdo.
El único temor, por cierto:
que la figura extraordinaria deje de armarse
y que cada laberinto pase a ser la marca interior
de un tiempo pasado de lucha.
Fui a una manifestación
y la sentí dentro de mí,
cerca de mí.
Enfrente de mí había músicos y lemas,
personas viviendo en lo importante,
¿queda otra opción? Temí,
no poder sentir más esa calidez
inexplicable y sin reemplazo
de los cuerpos abrazados
de los desconocidos.
Fui a una manifestación
y la sentía dentro de mí,
me atravesaba ese laberinto de gente
como el reflejo del sentimiento
de mi alma
que aún no conozco,
como el brillo de la luna en el agua,
me atravesaba la gente.


(basado en el poema "Fui al río" de Juan L. Ortiz)

martes, 19 de enero de 2016

el mate eterno

Habíamos inventado, con Mariana, el mate eterno:
poca yerba en una taza, mitad agua y la bombilla,
así, para no cebar tanto, para tomar de a poco.
Mate de camioneros y de paisanos leves.
Me acuerdo ahora, que diez años después
me encuentro haciendo lo mismo.

jueves, 17 de diciembre de 2015

“La infancia; el tema de unos
juegos florales relativamente feroces, pero en fin,
música
alrededor de una glorieta vacía”

Enrique Lihn, “La infancia”

Es la alta noche en mi casa de Villa Crespo
está nublado el cielo, al lado, en la ventana
y yo veo, como una excusa, Medea de Pasolini
elijo esta otra película, pienso,
en la que un centauro dice 
que la naturaleza no es natural
que cuando lo parezca se habrá transformado en otra cosa.
Todo es santo, proveniente de algún dios que está detrás
o que dejó su huella.
para mí es suficiente.
giro la cabeza hacia la ventana
y se enciende la luz de entrada:
mi hermana más chica, las 3 de la mañana.
Hablamos a oscuras en la mitad de la noche
está más flaca, nos vemos poco.
Ahora, por la casi total oscuridad
y en los días pasados,
al igual que con mi otra hermana.
Cada una su camino, como un ramillete
salido de una madre.
Como un ramillete que se desata cayendo los tallos en ríos distintos.
Como sucede en todos lados y también en mi vida.
Cada una su camino y algunos pensamientos
que se comunican casual y maravillosamente
en medio de la cálida tempestad.

martes, 10 de noviembre de 2015

Paisanaje


Me hago unos mates con yerba Playadito
qué ha pasado m'ijito, te han suavizado en demasía,
te han lavado en lo profundo pero ahí sigues nomás fielmente
como perro de paisano.
Día para ocuparse de la higiene personal, 
cargar el tanque y esperar
a que las gotas caigan lentas sobre la piel curtida.
Qué hago en esta ciudad, tarima de todo lo que se comprende
yo, que debería estar en la naturaleza.

Ayer fue de un aguacero fenomenal la tarde
todos hablaron de granizo, mientras yo vi
por la alta ventana cómo llovía de costado sobre las terrazas
y el pavimento.
Granizo.
Granizo es cuando cascotes helados
son arrojados desde el más allá hacia el campo
para despertar violentamente a la cosecha
para despabilar al ganado que sigue sin entender
de qué va su corta vida en los campos alambrados.
Más tarde atravesar el parque, dios santo mío
¿qué es esto? ¿qué es esta mentira
del tiempo y del espacio?
qué vienen a ser estos límites de rejas y cordones
si yo misma vi, cómo se iba encarcelando la parcela y cómo
el cielo quedaba cada vez más lejos de este cuadro decorativo.

Corto camino sobre el pasto embarrado,
formas para huir del lodazal
leí anteayer en un libro que tampoco enseña nada.
Primero la luz prepotente, el mundo blanquecino
y después, en seguida, el estruendo.
Simplezas, saberes de campo que se estiraron a esta zona.
Para no pisar los charcos con mis zapatillas de calle
camino por el cordón adoquinado que separa la cancha embarrada
del sendero encharcado.
Qué es esta mentira del tiempo
yo nunca estuve en otro lugar que no fuera bajo el cielo.
Enfilo para las casas: hospital naval, bar río
el kiosco del Indio que cada vez cierra más temprano
y ahí la reconozco: mi casa de la ciudad.
Dos trapos, unas vallas de madera sobre un pozo de gas,
un hombre desconocido que de traje me viene a abrir la puerta
¿es que estoy entrando en la muerte?
La lluvia otra vez allá al costado, mi casa a oscuras.
Cuando recién llegué a vivir al centro
tocaba la pava del mate al entrar
para ver cuánto hacía que se habían ido.
Cuanto más fría estaba menos tardarían en volver,
Costumbres que perdí después de algunos años.
Yo, que debiendo estar en la naturaleza,
bajo en ascensor hacia la calle
y miro el cielo desplomarse
sobre un lago artificial.