sábado, 20 de julio de 2013

la térmica

Estoy empezando a engriparme de nuevo. Debe ser porque hace más de un mes que se rompió la estufa. Vivimos en una casa parecida a una habitación, parecida a un hotel de otra época, con el techo altísimo de ladrillos. Ana dijo una vez que este techo es igual al cerro de los siete colores. Cuando no me puedo dormir de noche miro el techo, pero no pienso en eso. El techo va desprendiendo, además, todos los días, polvo y pedazos de material que caen arriba de la cama. A veces te despiertan porque te caen en la cara. Cuando vuelvo de Lobos, siempre hay, arriba de mi cama, polvo y pedazos de ladrillo.
Hace más o menos un mes que la casa está helada. Ayer intentamos otra vez enchufar la estufa y saltó de nuevo la térmica del edificio. Salió el vecino del departamento de en frente y lo seguimos por la escalera hasta la calle. En una de las paredes de la vereda hay un interruptor que maneja la térmica del edificio. Es raro, porque quiere decir que cualquier persona que pase caminando puede dejarnos a todos sin luz.
Yo me disculpé con el vecino por dejar a todos sin luz y Ana me dice que no tengo por qué disculparme, que es un problema de la instalación, no nuestro. Yo le explico que hubo una parte de mi educación que dependió solamente de mí, y que tiene que ver con un tipo de falsedad que pude crear para ser más cortés y sociable, que en el fondo yo también sé que depende de la instalación eléctrica y no de nosotras, que estamos congeladas sin la estufa y que anoche por ejemplo nos acostamos solamente para no tener frío.

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